ACTIVIDADES:
Lee con detenimiento
el siguiente texto y a partir de él desarrolla las preguntas que se establecen
como cierre del trabajo.
La
comprensión de un texto implica decodificar y analizar el sentido de lo que el
autor quería transmitir o comunicar con lo escrito. En la comprensión de
textos, se necesita pasar por tres niveles:
NIVEL LITERAL, NIVEL INFERENCIAL Y
NIVEL CRÍTICO-VALORATIVO.
NIVEL
LITERAL: Se debe comprender lo que dice el texto, de forma global y local. Se
entiende el sentido y significado de palabras, frases y párrafos de forma
explícita.
NIVEL
INFERENCIAL: Interpretar y comprender lo que el autor quiere decir con el
texto. Además de comprender el sentido del texto, comprende el para qué o
porque lo dijo, es decir la que está implícito en el texto.
NIVEL
CRÍTICO-VALORATIVO: El lector valora y evalúa el contenido de lo que el autor
escribió. El lector toma una postura frente a lo que dice el texto y para hacer
proyecciones sobre lo que podría implicar o suceder, según lo que el autor
plantea en el texto.
LOS LECTORES RUMIANTES
Tres
son las transformaciones por las que debe pasar el espíritu: camello, león,
niño. Esta idea tan cara al pensamiento de Estanislao
Zuleta [1] quisiera tomarla como eje para tratar de perfilar la propuesta
de lectura formulada por Federico Nietzsche.
Primero
camello: idea de
trabajo, de respeto, de pesadez, de ponerle la “espalda” al texto. El camello
que es también paciencia, parsimonia,
“rumia” [2]. Detenimiento. Cuando un lector asume el avatar del camello lo que está haciendo es dejarse hacer por el texto,
si me presta la expresión, es una actitud o una actividad pasiva, digestiva,
lenta. O, en palabras de Zuleta, es un “habitar el texto”.
Segundo
el león: idea de
irreverencia, de desapego al texto. De pelea. De confrontación permanente.
Ahora es el lector que “azota” el texto, lo oprime, lo retuerce, lo hace suyo.
Es el lector que “interroga al texto", que lo subraya, lo abre, lo desmenuza.
Leer como león es no aceptar con facilidad cualquier interpretación; es
sospechar del texto [3].
Tercero
el niño: idea de
inocencia, por supuesto, pero también de renovación, de creación genuina.
Invitación a convertir la lectura en producto, en escritura. El lector niño ya
no tiene la piel del camello que aguanta pasivamente el texto, ni tampoco las
garras de un lector presuroso por imponer su subjetividad. Es más bien una invitación a recomenzar, a formular
un decir auténtico. La lectura recreativa.
En
otras palabras: en un principio hay que “cargar” con el texto, volverlo
familiar, rumiarlo, digerirlo, permitirle hibernar en nuestra conciencia; luego
hay que enfrentarse a él, desconfiar, ponerlo entre paréntesis, discutirlo;
finalmente debemos tratar de producir un texto nuevo, diferente, generar otros
textos. El proceso de lectura Nietzscheano va de la aceptación cuidadosa,
meticulosa del texto a la desconfianza mayúscula, al análisis concienzudo y
pormenorizado, al lector atento. Más el proceso no termina ahí. Nietzsche
avanza otro paso: hay que convertir esa confianza y esa sospecha en olvido,
para que así pueda emerger, la posibilidad de crear. La lectura, entonces, es
sí “que se afirma más allá de la deuda y de la venganza”. Más allá del “tú debes”
o el “yo quiero”.
Nietzsche
“odia a los ociosos que leen”. La lectura es un encuentro para el cual hay que
prepararse psicológica y físicamente; por eso pide lectores especiales,
lectores que no se dejen vencer por la primera dificultad; por eso habla en
varios de sus escritos de que aún no ha llegado ese tipo de lector. El lector
que Nietzsche pide es un lector “total”; un lector dedicado. Con demasiada
paciencia de filólogo, que se
detenga en cada signo, en cada palabra. Nietzsche, escritor de aforismos, solicita no un deletreador o
un decodificador, pide otra cosa, un lector que apenas termine la última
palabra de un texto esté próximo a comenzar de nuevo con la primera. De uno a
otro estómago. Los lectores nietzscheanos no son lectores de la prisa o el
afán. A Nietzsche le gustan los lectores
rumiantes.
(…) El
sentido final de la propuesta de lectura definida por Nietzsche culmina en la
exaltación del texto como problema.
Y es en el encuentro personal con la
Esfinge textual donde puede verse la calidad del lector, su torpeza o su
lucidez, su desidia o su dedicación. El texto Nietzscheano es un texto virtual.
Por eso mismo, sólo y en la medida en que miremos las múltiples posibilidades
de sentido, la variedad de alternativas del código, sólo así –teniendo esa
condición de rumiante, propia de los filólogos- hallaremos la vía o el camino
más adecuado para la interpretación de los textos. Con Nietzsche, la lectura
deja de ser evidencia para convertirse en enigma.
Conteste
las siguientes preguntas:
1. ¿Qué
relación hay entre el texto y los tres niveles de lectura comprensiva?
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
2. ¿Cómo
se debe leer un texto?
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
[1] Véase el apartado “De las tres
transformaciones” en Así habló Zaratustra, 1983, Alianza Editorial, Madrid, p.
49
[2] El concepto de “rumia” también
aparece en el prólogo a La genealogía de la moral, 1983,Alianza editorial,
Madrid, p. 26
[3] Estanislao Zuleta, “Sobre la
lectura” en Sobre la idealización en la vida personal y Colectiva, 1985,
Procultura S.A. Bogotá, p.91
3.
El autor del texto “LOS LECTORES RUMIANTES” es
A.
Federico Nietzsche.
B. Estanislao
Zuleta
C. Rodrigo
Lara Bonilla.
D. Fernando
Velásquez Rodríguez.
4.
La comparación del lector con el rumiante se debe a que el lector debe
A. leer
rápidamente y no volver sobre lo leído.
B. releer
lo que ya se leyó y volver suyo el texto.
C. morder,
tragar, devolver y volver a morder lo que se ha comido.
D. ser
un audaz y comprender las cosas de forma rápida.
5.
La siguiente frase: “dejamos el libro como libro, el texto como texto y lo
empezamos a sentir como propio, como sangre, como parte de nuestro yo”, se
aplica a la transformación del
A.
niño. B. camello. C. león.
D. rumiante.
6.
El texto es un problema debido a que
A.
todos los textos son de igual de difíciles y complicados de entender.
B.
hay que vivir todos los textos, meterse en la lectura.
C.
todo texto nos transforma, no volvemos a ser los mismos después de leer.
D.
cada texto demanda una estrategia de lectura diferente.
7.
El nivel inferencial se relaciona con la transformación del:
A.
niño. B. camello. C. león. D. rumiante.